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Mostrando las entradas de abril, 2012

Caminito

Dejé Caminito y me agarró como al pasar. Era una tanguera jovencita, de negro, ojos ámbar. Me dijo que la mirara y me apedé. Así y asá, y un compadre la tomó. Fuimos una foto, una vueltita, y un cumplido: Ojos tristes, labios rojos, pies chiquitos, piernas largas. Giro y giro y reposaba, como una muñeca apuñalada por la calor. Alguien largó un mango y lo agarró, como en el aire , con el funyi. Y me pareció quererme a mi mismo en ese cuero-cuore carcomido.

Friedrich

Sos ese profeta triste que llora el día que descubre a un amigo. Sos ese alemán no alemán que transpira Barroco y que es de Sócrates mortal enemigo. Sos ese humano que se cree demasiado y que es un destino. Sos ese anticristo de trágica cuna que será siempre un niño. Sos el retorno de vos mismo, el primer superhombre, el martillo de Dionisio. Sos el del bigote y las ideas liberales: Ese soldado prusiano que destroza ídolos (e ideales). Sos un loco, un enfermo, un poeta. Sos ese otro Prometeo que le devuelve al hombre su logos y a los dioses sus lágrimas.