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Mostrando las entradas de agosto, 2013

Monólogo de ausencia

- Anton y León se llaman mis hijos. (Dice mientras enumera con los dedos mirando al público) - Anton es el más grande. Creo que está por cumplir treinta… (Se mira los pies) - Hacía 15 años que no lo veía. (Mira a la derecha como si quisiera empezar a andar y recuerda) - Los dos son igualitos a la madre. Lucrecia. ¡Que bombón era Lucrecia! Capas que ahora no la reconozco… y a los chicos menos. (Camina pesadamente algunos pasos hacia la derecha) - Fue un matrimonio complicado, va, ni siquiera nos casamos. (Abre los ojos y traga) - Y ella quería tanto ser mamá. (Respira) - Éramos pibes cuando la conocí. Anton nació cuando ella tenía dieciocho… ¡Me acuerdo de los panzona que estaba! ¡Ella que había sido siempre flaquita! (Pausa) (Se pasa una mano por el rostro) - Pero no me acuerdo de la cara de los chicos. (Camina hacia la izquierda mirándose los pies) - De casualidad agarré un taxi a la salida del aeropuerto. Recién amanecía y yo ya estaba hecho pelota. (Se pasa la mano