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Mostrando las entradas de 2016

Máquinas Salvajes I

    I En la superficie de Venus hay una máquina humana, o de origen humano, lanzada allí por la Unión Soviética en 1965. Su objetivo era hacer contacto con la infernal superficie venusiana. El aterrizaje ocurrió el 1 de marzo de 1966, y fue efectivamente el primer contacto de cualquier creación humana con otro cuerpo celeste. Desafortunadamente el sistema de radiocomunicaciones falló antes de la entrada, y los datos recolectados nunca llegaron a la Tierra. No pudieron escapar de esa atmósfera de ácido sulfúrico 92 veces más densa que la de la Tierra. El metal de la sonda espacial Venera 3 no pudo aguantar los 462 °C de temperatura. La presión y el calor la derritieron a los pocos minutos. La primera máquina en hacer contacto con otro planeta, con aquella diosa romana, se desintegraba poco después. Conclusión 1: La mayoría de los cuerpos celestes existen en un estado de violencia constante que imposibilita la existencia humana, y que incluso dificulta la existencia de sus ins

Millennial 43 (Héctor y Helena)

Podría estar horas viéndola bailar. Ese vestido de lunares se lo había regalado él. Le da un sorbito a su vino blanco. Había estado varias semanas cuidando su figura para poder usarlo en ese cumpleaños. No sabe cuántas veces lo planchó, pero le quedaba pintado. Él tenía puesta una corbata de lunares para combinar. Mira su vaso. Le da otro sorbito. La música es horrenda, pero le gusta verla feliz. Para variar. Un hombre de la mesa de al lado que se dirige al patio lo ve solo y le ofrece un cigarrillo toscano. Avanti . El declina cordialmente bromeando que el humo haría que se le subiera el alcohol a la cabeza. El hombre ríe y le señala que recordaba verlo fumando habanos. Él le explica que a ella no le gustaba. El hombre lo entiende y tras mirar de reojo a su mesa continúa hacia el patio. Le da el sorbito final a su vaso. Hacía mucho que no la veía tan feliz. Siempre tuvo mucha energía. El por otra parte… Mira de reojo la botella en el centro de la mesa. Hace el esfuerzo de servirs

Millennial 42 (Zapping)

Sentado en un sillón doble frente a un televisor un hombre que no debe pasar los cuarenta se desabrocha el cinturón y tira la corbata que hace segundos tenía puesta sobre la mesa ratona a sus pies. La mesa esta tan atiborrada de cosas que el bollo de la corbata resbala y cae al piso. El hombre la mira unos segundos. Se levanta, la agarra, y la tira sobre el sillón vacío a un costado del en el que él se sienta. Luego tira sobre ella su camisa blanca. Se vuelve a sentar y se inclina sobre un costado del sillón para agarrar la bolsa con la comida que compró a la salida del trabajo. Saca el paquete de la bolsa plástica y un sándwich de lomo completo del paquete. Se le hacen agua los ojos. Entonces se da cuenta de que no agarró las servilletas. Le pega la mordida más grande de la que es capaz al sándwich y busca algo en la mesa ratona. Apoya el lomo sobre una serie de papeles llenos de nombres y números y sale al trote (todavía masticando) hacia la cocina, que queda detrás de él. Toma algu

Millennial 41 (Drachart)

Dos profesores fuman junto a la entrada de una escuela secundaria. - ¿En que pensas Drachart? - Pienso en algo que me dijo un alumno hace tiempo… ¿Cómo que no es importante el objeto concreto sobre el que se escribe? De repente la escritura sin objetivo, el escribir por escribir, es la parte más importante de un proceso que no va, por ello mismo, a ninguna parte. Una aberración. Se lo tendría que haber negado más demoledoramente, tendría que haber sido mucho más agresivo, y sopapearlo arrastrado por toda la sensibilidad Romántica. La literatura que se escribe para sí misma, querido estudiante de secundaria (tendría que haber dicho) se hunde por su propia subjetividad, se aleja de la superficie, donde los eventos del mundo se desarrollan y no se toma nada en serio, salvo las emociones pasajeras que la mente que maneja esa mano inexperta tiende a percibir como eternas e invariables. El escribir por escribir muere con la edad, y el “Romanticismo” muere porque no puede vivir fuera del

Millennial 40 (Siete)

Los siete niños entran atropelladamente al comedor. Cuando se sientan a la mesa la entrada a la base esta regada de pequeños trajes espaciales. Afortunadamente esa vez solo dos se quejan de que otra vez almorzarán papas, al resto no parece importarle mientras que sean fritas. Tras calmar lo mejor que pudo el barullo inicial su padre junta los trajes sucios. Uno de ellos tiene los pies manchados de negro, lo que le gana al hijo mayor la reprimenda, una vez más, de no pasearse tan lejos sin su supervisión. Y aprovecha la oportunidad para recordárselo a todos. Algunos asienten y otros siguen devorando. Tan pronto como deja los trajecitos en la cámara esterilizadora el padre también se sienta a la mesa. Consigue agarrar algunas papas perdidas antes de que se terminen y evita que una broma del hermano del medio al inmediatamente menor escale a la categoría de conflicto bélico. Al terminar de comer seis de los siete corren a lavarse las manos para volver a salir lo antes posible. El único q

Millennial 39 (Masamune II)

El eco de un violín reverbera en un cine abandonado. La luz que se filtra por las ventanas es apenas la suficiente como para leer una amarillenta partitura que reza “ Danse Macabre. Saint-Saens Camille 1873”, en una manuscrita delgada y estrambótica. Un brazo delgado se mueve en la oscuridad, acompañando el movimiento del arco. Quien toca el violín apresura las notas, pero no le erra a ninguna. La mano de dedos largos aprieta el arco como si este se le pudiera escapar. A la mitad de la pieza la luz se desvanece. Ha anochecido. Se escucha un suspiro en la oscuridad polvorienta, y luego pasos desganados. I focus on the pain . Cuatro fluorescentes titilan en las profundidades del cine y finalmente se prenden, seguidos por una mirada que se oculta bajo una máscara de dragón japonés. El anciano que la viste se acerca al atril, todavía con el violín en manos, dobla cuidadosamente la partitura, y se lleva ambos objetos consigo. En su recorrido hacia la nueva luz parece hacer un recuento

Millennial 38 (Fresno y Ciruelo)

Beneath the idle skies las copas de los árboles de un bosque antiquísimo ronronean acariciadas por la briza. En el medio del bosque hay un pequeño claro, y en el medio del claro hay dos árboles solitarios, un fresno y un ciruelo. Son gruesos y altos, y están algo encorvados: sus ramas más bajas se arquean hacia abajo como barbas tupidas. La briza juguetea unos instantes entre sus hojas y las cosquillas despiertan al fresno. Su bostezo sonriente suena a amanecer. Estira sus ramas y las flores en ellas apuntan al cielo. - ¡Eh! ¡Ciruelo! ¡Pst! ¡Pst! El ciruelo sigue dormido. - ¡Eh! ¡Eh! El ciruelo sigue dormido, pero su frente enorme se frunce. El fresno, bajando la vos, continúa: - ¡Pst! ¡Eh! ¡Pssst! El ciruelo no reacciona. Entonces el fresno toma una de las pequeñas flores amarillas que se le han caído a los pies y, con mucho cuidado, acaricia justo el punto en el que comienza la barba del ciruelo. El ciruelo se contrae respirando rápidamente y prorrumpe un estornudo atro

Millennial 37 (Lucrecia II)

El hombre nunca llega a probarlo. Al girar la cabeza hacía ella comienza a sangrarle la nariz, y de un segundo para otro cae muerto sobre su asiento. Su acompañante se despierta con el grito de Lucrecia pidiendo un médico. Y al ver al hombre también se desploma. Lucrecia corre hacia la cabina de las azafatas, haciendo uso de toda la cordura de la que es capaz, con la intención de llegar al altavoz y preguntar si hay médicos a bordo, pero embiste en su carrera a la señora que había pedido el jugo de naranja, y cae en el corredor. La fornida señora se le acerca apologética, pero al ver su uniforme manchado con el coctel también cae. Sus dos niñas irrumpen en un llanto atroz, a la vez que varios pasajeros se giran a ver lo sucedido. El delgado hilo de sangre que surca los labios y las orejas de la mujer derrumba a todos los curiosos. A lo lejos se escucha a alguien gritando que es médico, sofocado por una cadena de llantos. Cada llanto de un niño mata a sus padres. Cada padre muerto mata

Millennial 36 (Lucrecia I)

Una vez removida la plataforma de abordaje, Lucrecia Godspeed, una de las cuatro azafatas del Boeing 767 con destino a Londres makes a double check de la comodidad de los pasajeros. A dos de los 194 les tiene que recordar que las bebidas se sirven una vez que el avión está en el aire. Está lleno de niños, y todavía más de adolescentes, pero el cielo de otoño está claro como un vaso de agua, y es lo suficientemente temprano como para que a todo el mundo le quede algo de sueño… Son pocos teniendo en cuenta que es un viaje intercontinental, pero los aviones necesitan volar. La mayoría parecen familias que vuelven de sus vacaciones en el hemisferio sur, el resto parece bien acostumbrado a los viajes aéreos, y a la primera clase.    Si bien Lucrecia lleva tres años trabajando de azafata todavía se alegra cada vez que un niño experimenta por primera vez la fascinación de volar. Tocar la ventanilla como si se quisiera acariciar las nubes… Una de sus compañeras le pide que se despabile, qu

Millennial 35 (Gladiador II)

Otro golpe cae y su cabeza sigue la órbita en la que la pone el golpe. Otro golpe y ya no puede sentir la cara. Uno más y se está ahogando. El bruto se inclina hacía atrás para propinar lo que cree será el golpe final, y él aprovecha para tomar la daga que tenía escondida contra el costado (tan bien escondida que por un momento se había olvidado de ella). La toma con tal esfuerzo que tiene la sensación de que en realidad se quiere defender con una costilla rota. A través de la sangre y el dolor la esgrime con firmeza y la clava en el costado del bruto con toda la fuerza de la que es capaz. El bruto se toma el costado con la mano libre, y él vuelve a apuñalarlo, a través de la mano. Lo escucha maldecir y retorcerse, cortando el silencio mortuorio del estadio. Le pelea a la oscuridad y consigue entreabrir los ojos. Si, si, si, si, si… El bruto se incorpora más rápido que él, y otra vez busca embestirlo con la espada en alto, hirviendo de hybris , pero él consigue adelantársele, y tomá

Millennial 34 (Gladiador I)

Con un golpe metálico la oscuridad devora las tribunas. Otro más y se le duerme el brazo del escudo. Otro más y la arde la cara. Otro más y al único que ve es al Otro. Consigue arrastrarse y sacudir la cabeza, para remover la oscuridad y la sangre, y se le viene encima. La espada baja contra él una y otra vez, y una y otra vez él la recibe, y la sobrevive. No es que resista por habilidad o fortuna: la espada no busca matarlo, busca destrozarlo. El Otro busca subyugarlo hasta que no quede duda de que el combate ( I don't need a reason to hate you ) estuvo perdido desde el principio. La espada sigue bajando como un martillo, hasta que se pierde junto con los gritos de los espectadores en un zumbido agudísimo (Cistof abuses the slow motion ). El Otro le ha arrancado el escudo del brazo y se le ha sentado en el pecho. Su conciencia baila entre las capas de bronce de su casco y la empuñadura de la espada enemiga. Siente la hinchazón de su rostro contra el metal caliente, y la presión d

Millennial 33 (Perro-Mosca III)

I'm glowing, I'm vibrating. La luz se pierde en la altura, pero algo ha cambiado para siempre en la confundida masa encefálica del extraño cuadrúpedo. La luz azul ha causado una explosión neuronal, un boom de conciencia, creando todo tipo de nuevas conexiones. Levanta una pata y la mira con extrañeza, dedicándole toda su atención. Siente la arena deslizarse entre los colchones rojizos de sus patas, cada grano de arena. ¿Por qué tiene “patas”? ¿Por qué es él y no cualquier otro, o una nueve, o una duna, o una aguja? Es fisiológicamente incapaz de llorar de alegría, pero sus facciones de insecto se reacomodan de la mejor forma de la que sos capaces, queriendo sonreír. ¡Se da cuenta de que existe! ¡Qué alegría ser parte y uno con el universo! Baja esa pata y baja la cabeza para mirarse ambas, apoyadas firmemente contra la arena húmeda y cristalina. ¿Por qué es un perro-mosca? ¡Ahora que sabe que está vivo puede ser lo que quiera! Entiende la historia del universo es una historia