Ir al contenido principal

El solo ve grises


Hoja en blanco. El perro negro ladra a los hombres vestidos de rojo. Ladra, para quien lo viera en la distancia, a coloridos globos rojos, flotando a algunos pies del suelo, empujados por una perfecta briza invernal. La baba del perro cae sobre el terso césped verde. Las gotas caen espesas y reposan sobre la superficie elástica de la hierba. Algunas de ellas son rápidamente absorbidas y robándole al césped su tinte azulado reflejan el océano en la altura. Saltando de diestra a siniestra el perro no deja de ladrar a aquellos que ahora se internan en un inmenso campo de girasoles. Los girasoles parecen seguirlos con la mirada, formando tres círculos que se desplazan junto a ellos. Asoma el hocico del perro cada vez que intenta saltar sobre los gigantes dorados para no perder de vista los globos. Los hombres se detienen al ingresar en un triángulo de tierra sin girasoles. En medio del triángulo se yergue una columna de marfil blanco, de la misma altura que los girasoles, y sobre ella un alfiler, blanquísimo también, que flotando a un palmo de la columna apunta al norte. El perro deja de ladrar. Los globos se acercan al alfiler sin detenerse y formando fila se presionan unos a otros contra el extremo sin punta. Una vez que todos reventaron el perro orina la columna. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

33

  To young Mark. Always with one hand ocuppied.   Children of thirty two try to tell me what is a good cigar and what isn’t. Me, who never learned to smoke, but always smoked; me, who came into the world asking for a light.   Me, who when asked by a waitress about the kind of beer I would prefer, sweet, sour, toasted or fruity, always respond: cold.   Me, who began going out when I was seven. Me, that have lived four hundred and fifty six weekends without throwing up once.   Me, who stole my parent’s condoms right after my last brother was conceived. Me, who came from the uterus dancing and when the nurses left the room, lighted a ciggy.

Millennial 15 (La niña lunar)

Una niña patina en la superficie de la luna. La baja gravedad la hace parecer mayor de lo que es. Sus patines emiten una luz violácea que corta la gris superficie lunar (aún más gris que la cinta magnética sobre la que se desliza). Sobre ella un domo de cristal la aísla de la noche perpetua. Tiene la impresión de que la constelación Ofiuco la sigue. Se mueve lo suficientemente rápido como para dejar una delgada estela de polvo lunar a su paso, de la que cubre sus ojos con anteojos de aviador. Su “ comet tail ” se interrumpe cuando entra a uno de los túneles que conectan subterráneamente los domos. Los destellos violetas parpadean con cada fugaz contacto de sus patines contra la cinta. Gana velocidad y sale disparada del otro lado, elevándose unos centímetros por sobre el suelo para luego reacomodarse con ambos pies. En sus oídos suenan toda clase de pitidos electrónicos, salidos de un auricular con forma de caracol que cubre toda su oreja derecha. El hacinamiento del aire del domo...

Máquinas Salvajes VI

VI Leopardos, serpientes y halcones han sido los principales depredadores de primates durante millones de años, remontándose a los primeros mamíferos placentarios. Antes de que el hombre fuera tal, es decir, su propio depredador, este existía en un estado de guerra absoluta y exclusiva contra esa elite condenada.    Algunos antropólogos proponen que esta guerra de millones de años ha dado origen a cierto ideograma, reconocible universalmente en su cualidad de síntesis de esos miedos primordiales: el dragón. Este vendría a ser la unión de las cualidades más terribles de esas tres encarnaciones: las fauces del leopardo, el cuerpo alargado y escamado de la serpiente, y el vuelo veloz del halcón. Cita 3: The fall from Eden seems to be an appropriate metaphor for some of the major biological events in recent human evolution. This may account for its popularity.   It is not so remarkable as to require us to believe in a kind of biological memory of ancient historical...