La
mesita de vidrio es más pesada de lo que parece. El vidrio circular, encastrado
en un círculo de madera de una pieza, es grueso y resistente. Ha soportado
tanto pies descalzos como talones vestidos de cuerina. Tan resistente que, como
un diminuto Atlas, ha soportado la ida y venida de cientos de libros, que
juntos formaran otro mundo en otra mente, y nunca se ha doblegado.
A
la vez ha ponderado sus pesos sobre sus hombros, el volumen de los volúmenes, y
ha sentido la seductora dureza de sus lomos y la vista dura de quien midiera
sus valores. Como frente a un diminuto Minos, pocos de los libros que reposan
en las bibliotecas han escapado a su etéreo dictamen, o comprendido su función
escrutadora.
Solo
quizás el espejo, al otro lado de la habitación, ha tenido la misma función, pero
en su caso midiendo el valor que la mirada se ha dado a sí misma. Cual un
diminuto Delfos.
Comentarios
Publicar un comentario