Ideas
extrañas se le aparecen como flashes de luz, cuando falta su mínima dosis de
aire. Desde su parcela en ese cementerio azul empieza a sentir su propia
tridimensionalidad al deslizarse hacia la inconciencia: de alguna forma se
desmaya hacia la vigilia.
Quizás
sí. Se arrastra, “fuera de la pantalla”,
if only seconds at a time. Hace el camino inverso. Quizás sienta el peso
del océano, o aprenda a estirar los brazos (siquiera en un gesto desesperado),
la cuestión es que se concebirá dentro de un sistema más grande y,
principalmente, más complejo que los cuatro hemisferios que limitan la
proyección de su casco. Y aún no se le ocurre… pero los Otros (they are the nobodies) son,
probablemente, tan complejos como se considera a sí mismo. No lo sabe porque no
se ha planteado siquiera la pregunta: nadie la ha pre-masticado como las
ficciones que consumen, que son lo único que ellos podrían ver como diferencias.
Una estupidez (and now, i’m going to read
from the bi-ble) un poco menos estúpida no niega su origen. Pero el buzo
está demasiado verde para verlo, para ver cualquier cosa que valga la pena, really; a la luz le cuesta viajar por el
agua. For what it’s worth podría
estar flotando en un mar de formol, en un frasco azul, en las manos de un
gigante, y aun así no saber quién prendió el monitor, o quien paga la cuenta de
la luz.
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