Ir al contenido principal

Un Habano Ruso (o Un Amor Pasajero)

Adicto me volví
a verte arder.

En un beso
se me fue el alma,
para recuperarla
te besé otra vez.

Tu exótico carácter
me colmó de ambiciones,
y apreciar todos tus dones
se volvió mi obligación.

Al final
lo nuestro duró
mas que ese cigarrillo.

De vos me perfumé
y jamás pude
olvidar tu sabor.

Por un tiempo,
en mi,
llevé tu aliento.

Recorrí tu silueta
con todos mis sentidos.

Pero la mano que te desnudó
te arrojó lejos de mi.

Y al final
con lagrimas
te (a)pagué.

Y al final
solo cenizas
quedaron.

Y al final
solo fue un suspiro,
un carraspeo,
y melancolía para rato.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

33

  To young Mark. Always with one hand ocuppied.   Children of thirty two try to tell me what is a good cigar and what isn’t. Me, who never learned to smoke, but always smoked; me, who came into the world asking for a light.   Me, who when asked by a waitress about the kind of beer I would prefer, sweet, sour, toasted or fruity, always respond: cold.   Me, who began going out when I was seven. Me, that have lived four hundred and fifty six weekends without throwing up once.   Me, who stole my parent’s condoms right after my last brother was conceived. Me, who came from the uterus dancing and when the nurses left the room, lighted a ciggy.

Máquinas Salvajes V

V En el contexto del planeta Tierra el depredador siempre ha sido una máquina bastante particular. Parte de una élite condenada a ser siempre menos que lo que caza y a sufrir las constantes inclemencias que devienen de que el alimento se niegue persistentemente a morir. Claro está, exceptuando al hombre, que en la modernidad ha escalado el proceso hasta transformarlo en una orgía de máquinas mecánicas y biológicas que se vuelven por momentos indistinguibles. Pero a este poco elegante modus operandi le debemos bastante más de lo que nos llevamos a la boca. Observación 13: Afortunadamente, la mayor parte del género humano ha llegado al punto en que puede dedicarle más tiempo a pensar que a tener hambre. La historia de la vida en la tierra es una historia del paulatino aumento de la complejidad. Basta ahondar en los orígenes posibles de las primeras células. La carrera por la supervivencia que impulsó la depredación de otro organismo contribuyó enormemente a este aumento de...

También el jugador es prisionero

   Apoyó la mano sobre el mármol frío y sus dedos todavía húmedos dejaron cinco cicatrices translucidas. La tenue luz que se filtraba por la persiana a media asta cargaba el monoambiente de un gris que emulaba el de la mesada que acababa de rasgar. Afuera otro chaparrón veraniego parecía inevitable.   Un rayo de luz se dobló en su iris en el ángulo correcto como para, por una fracción de segundo, hacerlo alucinar un fantasma sentado en la silla de la computadora. Una tosca fotografía de él : pura silueta, puro recuerdo subconsciente del contacto de su piel. Lo corrió de su lugar y, todavía semidesnudo, se sentó a terminar de leer el poema de Ascasubi. El examen final que estaba preparando, y algunas otras cuestiones, lo tenían lo suficientemente ansioso como para haber necesitado aquella ducha en primer lugar. Toda la cosa le estaba llevando mucho más tiempo del que estaba dispuesto a reconocer y hacía relativamente poco que al amparo de la mitología borgiana sobre los...