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Humo de cigarrillo

     El humo del cigarrillo empaña la vista cuando se lo sostiene entre los labios. Las diminutas partículas resultantes de la combustión se esfuman al instante, como sabiendo que no deberían estar allí. Ese fuego que es todos los fuegos acaricia su rostro y la imperceptible succión que se aplica al filtro es suficiente para encender su anaranjado rostro. El finísimo papel del que está hecho se quema en elipses, como un diminuto volcán que girara sobre sí mismo. Se arropa entre los dedos de quien lo consume, dedos que de alguna forma pretenden hacerlo pasar por la joya de la corona del sexo femenino.
     Y la operación se repite: se lo excita, se lo consume, se lo desecha cuando el fuego que lo desgarraba desde su interior se ha perdido. Incluso hay quienes, una vez consumida su fina tez blanca y aún encorvado y retorcido, lo refriegan sobre el lecho de cenizas y cerámica que será su tumba. Como quien excitara el seno femenino, en pleno acto copulatorio, entre la expectativa de alcanzar el clímax propio y el ajeno. El humo de cigarrillo tiene más de sexual de lo que imaginamos. 

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  To young Mark. Always with one hand ocuppied.   Children of thirty two try to tell me what is a good cigar and what isn’t. Me, who never learned to smoke, but always smoked; me, who came into the world asking for a light.   Me, who when asked by a waitress about the kind of beer I would prefer, sweet, sour, toasted or fruity, always respond: cold.   Me, who began going out when I was seven. Me, that have lived four hundred and fifty six weekends without throwing up once.   Me, who stole my parent’s condoms right after my last brother was conceived. Me, who came from the uterus dancing and when the nurses left the room, lighted a ciggy.

Friedrich

Sos ese profeta triste que llora el día que descubre a un amigo. Sos ese alemán no alemán que transpira Barroco y que es de Sócrates mortal enemigo. Sos ese humano que se cree demasiado y que es un destino. Sos ese anticristo de trágica cuna que será siempre un niño. Sos el retorno de vos mismo, el primer superhombre, el martillo de Dionisio. Sos el del bigote y las ideas liberales: Ese soldado prusiano que destroza ídolos (e ideales). Sos un loco, un enfermo, un poeta. Sos ese otro Prometeo que le devuelve al hombre su logos y a los dioses sus lágrimas.

Dj Ayax Zombie - Neurosis Acustica

http://soundcloud.com/ayax-zombie