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La billetera

La billetera está repleta. El cuero desgastado esta tenso. Varios billetes de cincuenta pesos se agolpan unos contra otros en el compartimiento más amplio, y algunos de veinte, doblados sobre sí mismos, parecieran acomodados para su uso inmediato. Salvo por el dinero no hay mucho más en los compartimientos pequeños: un carnet de conducir, media foto de una mujer, una foto de dos niños pequeños, un anillo de bodas y dos números de teléfono anotados en velocidad sobre un trozo de papel de diario.
Abandonada, u olvidada, en el profundo bolsillo de un saco colgado en un perchero de pie, la billetera siente su propio peso y lamenta su vientre hinchado, y el cuero sede, apenas perceptible, con el pasar de las horas.

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