El
colchón, que había quedado tras él al levantarse, está de repente envuelto en
llamas que lamen el cielorraso. El fuego se vuelve rápidamente blanco y se
genera una pequeña pero enceguecedora explosión.
-
Así que vamos a tener que pedirles, nuestros adoradisimos, queridísimos,
generosísimos Panópticos, que lleven a cabo una pequeña, ínfima,
insignificante, migración. - La voz parecía venir de ningún lado, hasta que se
aplacó el humo blanco.
-
Ya algunos de ustedes habrán notado que ciertos “canales” no están funcionando
como es debido, y que ciertos Panópticos han procedido a tomar el problema en
sus propias manos. Es una cuestión de recepción.
El
humo se disipó para dejar ver que ahora se encontraban en Egipto, sobre la
cabeza de la Esfinge, Dédalo ahora vestía un slip y una remera de Motörhead y estaba
estirado en una reposera, todavía fumando el mismo cigarrillo. Su maquillaje de
mimo permanecía intacto.
-
Queremos brindarles el mejor servicio posible, así que les solicitamos
encarecidamente que, poniendo un pie delante del otro, ordenadamente, go fuck yourselfs.
El
mimo sonrió mientras alzaba una copa de champagne
que habría sacado de ningún lado hacía el centro del punto de visión de Hdytto,
y luego desapareció en una ventisca de arena.
Comentarios
Publicar un comentario