Ir al contenido principal

Millennial 7 (Wdygfy)

There's a darkness lurking in the back of my head. Aunque lo intenta no puede quitarse de la cabeza la idea de que arriba hay alguien (¿los Otros?) que arregla su manguera, pero no puede pensar mucho más allá, como un hombre prehistórico que no puede contar más cosas que la cantidad de sus dedos. Si el pensamiento del “exterior” se filtrara le explotaría la cabeza. Sin ningún tipo de ceremonia.
Afortunadamente consigue poner su atención en algo mucho menos interesante y la idea se le escapa: un buzo exactamente igual que él, pero de color rosa, pasa al borde de su campo de visión (is this war?) dando pequeños saltos con ambas piernas a la vez. Su proyector está apagado, y sus brazos estirados al frente, como si intentara mantener buen equilibrio tras cada saltito.
No hay ningún tipo de comunicación. El buzo azul parece haberla visto por equivocación (decimos “ella” porque tiene un moñito también rosa a un costado del casco), pero ella no le dirige la mirada, y desaparece tan rápido como apareció. Lo último que le ve son algunas siglas cuidadosamente esculpidas en la parte trasera del casco, pero no podría retenerlas aunque quisiera: W.D.Y.G.F.Y. (Why don’t you go fuck yourself?)
Cuando confirma que el internet sigue fluyendo y vuelve a su estado de reposo no hay forma de decir cuánto tiempo ha pasado desde que sintió el movimiento de agua. La casualidad ha pasado como un estornudo, y él no se plantea si también tiene una inscripción, aunque de todas formas no pueda vérsela :H.D.Y.T.T.O. (How do you turn this on?)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Rave

To Dylan Thomas, the bluffer.   Go drunk into that dark night. Rave, rave with your self’s shadow, dance. Dance to electric, acid drums. Go drunk into that dark night alight by fluorescent wristbands. Rave against living, against dawn.   Lay bare, under a dark sky, what we all are. Go to the bathroom stalls, past the raving crowd, break in line and start a fist fight. Get drunk and  scarred, animal. Smile, neon bloodied, at oblivion. Rave against all lights unflickering, against all unbroken bones, against those who dance and those who don’t: be an asshole. And dance, dance electric seraph, dance, dance to acid drums.

Manuscript found in Lord Byron’s bookcase

                                                                                                                                                                                                                            To Percy, light upon his waterbed.     I’m the Scorpion King.   Beware, not the Camel King, nor, albeit my rattling ways, a snakish one.   My reign is a desolate wasteland which I, myself, have created. Where dumb-dumb  Ozymandiases  rust. Where mythologies go to die like an, oh so secretive, fart. Far away enough of people so they can pass quietly and unheard.   My reign is also of venom: purulent, vicious. Highly alcoholic melancholy, not of lethargic rest but instead breeder of anxious sleep, of bad poetry during late hours best served for onanistic endeavors.   ¡Behold the Scorpion King!   ¡Behold my drunkenness, ye mighty, and compare: the width of your temples to the size of my ding-dong!   Only one of them remains. Funny looking scorpion tail amidst ass and belly

También el jugador es prisionero

   Apoyó la mano sobre el mármol frío y sus dedos todavía húmedos dejaron cinco cicatrices translucidas. La tenue luz que se filtraba por la persiana a media asta cargaba el monoambiente de un gris que emulaba el de la mesada que acababa de rasgar. Afuera otro chaparrón veraniego parecía inevitable.   Un rayo de luz se dobló en su iris en el ángulo correcto como para, por una fracción de segundo, hacerlo alucinar un fantasma sentado en la silla de la computadora. Una tosca fotografía de él : pura silueta, puro recuerdo subconsciente del contacto de su piel. Lo corrió de su lugar y, todavía semidesnudo, se sentó a terminar de leer el poema de Ascasubi. El examen final que estaba preparando, y algunas otras cuestiones, lo tenían lo suficientemente ansioso como para haber necesitado aquella ducha en primer lugar. Toda la cosa le estaba llevando mucho más tiempo del que estaba dispuesto a reconocer y hacía relativamente poco que al amparo de la mitología borgiana sobre los cuchilleros h