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Millennial 28 (Perro-Mosca I)

BLACKENED WATERS. Pisadas cuadrúpedas se dibujan lentamente en la arena. El mar a un costado está tan tranquilo que podría confundirse con una laguna. El delicado oleaje color obsidiana fluye y se retrae lentamente, ayudado por múltiples lunas, apenas visibles en el cielo gris. La nariz no sabe muy bien lo que busca, pero disfruta de la humedad cíclica de la arena cristalina. Inunda el aire un devastador olor a aceite y plástico quemados, que la nariz apenas percibe, pues son olores que ha sentido desde su nacimiento. Puede ser que en un principio hubiese estado siguiendo el olor de un conocido, pero le es imposible estar seguro ahora. La marea juega a perseguir sus huellas sin alcanzarlas nunca.
Una de sus patas se hunde sospechosamente en la arena, y se la queda mirando unos segundos. Mueve sus colas rojizas con el gesto automático de alertar a la manda de que ha encontrado algo interesante, pero está demasiado lejos como para que alguien lo vea. Cree escuchar un chirrido viniendo del mar y mira hacia allí con uno de sus ojos, pero no encuentra nada diferente, y vuelve a enfocarlos todos en su pata. Comienza a escarbar. La arena, como vidrio molido, le hace estornudar, pero continúa. 

El espectador tiene la sensación de que le pica la nariz, ¡pero no está seguro de tener una nariz debajo del casco! ¡How silly!

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