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Millennial 32 (Ebanista)

    El arbolito cae como una mujer que se desmalla, con la salvedad de que lo hace en un ángulo preciso. Cuando el ebanista le dedica unos segundos de silencio las quejas de algunos pajaritos sorprendidos pelean por ocupar el aire contra el murmullo de un río cercano. El hacha y el silbido no tardan mucho en volver a desgarrar felizmente la madera caída. “El laurel sirve para hacer unas cunas esplendidas.” En ese árbol no había ningún nido. 

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Máquinas Salvajes V

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