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Star Cluster

Alrededor de una galaxia espiralada orbita una joya dorada, con forma de globo: a globular star cluster. Su color es la mescla de las luces de miles de estrellas viejitas, que nunca fueron lo suficientemente grandes to rock the night sky. Una al lado de la otra, tan cerca que no entra entre ellas ni siquiera un planeta, con tal gravedad que no se les escapa ni siquiera una piedrita, se abrazan como quien se despide de quien viene de visita desde muy lejos. Pero ellas nacieron todas en la misma nébula, y en el enorme vacío entre galaxias flotan como una boya dorada, marcando cuando empieza el deep space, o cuando tal o cual civilización se ha vuelto inter-galáctica.  
A diferencia de la ordenada rotación siguiendo el ecuador solar, a la que estamos acostumbrados, estas viejas estrellas se orbitan las unas a las otras en todas direcciones. Como abejitas doradas, se comunican las unas con las otras a través de un baile complicadísimo, empujando la órbita elíptica a su límite matemático.  
Si uno consiguiera arrancarle a las leyes de la física un pequeño planeta que sobreviviera al terrible abrazo de las hermanas, podría también intentar imaginarse un mediodía bajo la luz de 100.000 soles. Una visión imposible, que se hace más fácil si uno hace el esfuerzo de observarlas desde la seguridad de la oscuridad cósmica: una visión que da la ilusión de soledad, cuando en realidad se trata de cientos de abuelas-hermanas, bailando en el cielo el paso de sus días. Como un globo dorado, lleno de abejas felices. Miel para los ojos. 

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Rave

To Dylan Thomas, the bluffer.   Go drunk into that dark night. Rave, rave with your self’s shadow, dance. Dance to electric, acid drums. Go drunk into that dark night alight by fluorescent wristbands. Rave against living, against dawn.   Lay bare, under a dark sky, what we all are. Go to the bathroom stalls, past the raving crowd, break in line and start a fist fight. Get drunk and  scarred, animal. Smile, neon bloodied, at oblivion. Rave against all lights unflickering, against all unbroken bones, against those who dance and those who don’t: be an asshole. And dance, dance electric seraph, dance, dance to acid drums.

Manuscript found in Lord Byron’s bookcase

                                                                                                                                                                                                                            To Percy, light upon his waterbed.     I’m the Scorpion King.   Beware, not the Camel King, nor, albeit my rattling ways, a snakish one.   My reign is a desolate wasteland which I, myself, have created. Where dumb-dumb  Ozymandiases  rust. Where mythologies go to die like an, oh so secretive, fart. Far away enough of people so they can pass quietly and unheard.   My reign is also of venom: purulent, vicious. Highly alcoholic melancholy, not of lethargic rest but instead breeder of anxious sleep, of bad poetry during late hours best served for onanistic endeavors.   ¡Behold the Scorpion King!   ¡Behold my drunkenness, ye mighty, and compare: the width of your temples to the size of my ding-dong!   Only one of them remains. Funny looking scorpion tail amidst ass and belly

También el jugador es prisionero

   Apoyó la mano sobre el mármol frío y sus dedos todavía húmedos dejaron cinco cicatrices translucidas. La tenue luz que se filtraba por la persiana a media asta cargaba el monoambiente de un gris que emulaba el de la mesada que acababa de rasgar. Afuera otro chaparrón veraniego parecía inevitable.   Un rayo de luz se dobló en su iris en el ángulo correcto como para, por una fracción de segundo, hacerlo alucinar un fantasma sentado en la silla de la computadora. Una tosca fotografía de él : pura silueta, puro recuerdo subconsciente del contacto de su piel. Lo corrió de su lugar y, todavía semidesnudo, se sentó a terminar de leer el poema de Ascasubi. El examen final que estaba preparando, y algunas otras cuestiones, lo tenían lo suficientemente ansioso como para haber necesitado aquella ducha en primer lugar. Toda la cosa le estaba llevando mucho más tiempo del que estaba dispuesto a reconocer y hacía relativamente poco que al amparo de la mitología borgiana sobre los cuchilleros h