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Millennial 33 (Perro-Mosca III)

I'm glowing, I'm vibrating. La luz se pierde en la altura, pero algo ha cambiado para siempre en la confundida masa encefálica del extraño cuadrúpedo. La luz azul ha causado una explosión neuronal, un boom de conciencia, creando todo tipo de nuevas conexiones. Levanta una pata y la mira con extrañeza, dedicándole toda su atención. Siente la arena deslizarse entre los colchones rojizos de sus patas, cada grano de arena. ¿Por qué tiene “patas”? ¿Por qué es él y no cualquier otro, o una nueve, o una duna, o una aguja? Es fisiológicamente incapaz de llorar de alegría, pero sus facciones de insecto se reacomodan de la mejor forma de la que sos capaces, queriendo sonreír. ¡Se da cuenta de que existe! ¡Qué alegría ser parte y uno con el universo! Baja esa pata y baja la cabeza para mirarse ambas, apoyadas firmemente contra la arena húmeda y cristalina. ¿Por qué es un perro-mosca? ¡Ahora que sabe que está vivo puede ser lo que quiera! Entiende la historia del universo es una historia de aumento de complejidad. Entiende que su biología es la complejización de procesos químicos que surgen de la complejización de procesos físicos. Entiende que he is a way for the cosmos to know itself.
Levanta la cabeza recién cuando escucha el arrullo de la marea, que busca torpemente retomar su posición original. La ola negra crece y crece en su dirección, y él sabe que no puede ganarle. Siente el movimiento del aire en el pelo de sus colas. No corre. Cierra sus ojos.

Some fine tunning was needed, piensa Wits.

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Rave

To Dylan Thomas, the bluffer.   Go drunk into that dark night. Rave, rave with your self’s shadow, dance. Dance to electric, acid drums. Go drunk into that dark night alight by fluorescent wristbands. Rave against living, against dawn.   Lay bare, under a dark sky, what we all are. Go to the bathroom stalls, past the raving crowd, break in line and start a fist fight. Get drunk and  scarred, animal. Smile, neon bloodied, at oblivion. Rave against all lights unflickering, against all unbroken bones, against those who dance and those who don’t: be an asshole. And dance, dance electric seraph, dance, dance to acid drums.

Manuscript found in Lord Byron’s bookcase

                                                                                                                                                                                                                            To Percy, light upon his waterbed.     I’m the Scorpion King.   Beware, not the Camel King, nor, albeit my rattling ways, a snakish one.   My reign is a desolate wasteland which I, myself, have created. Where dumb-dumb  Ozymandiases  rust. Where mythologies go to die like an, oh so secretive, fart. Far away enough of people so they can pass quietly and unheard.   My reign is also of venom: purulent, vicious. Highly alcoholic melancholy, not of lethargic rest but instead breeder of anxious sleep, of bad poetry during late hours best served for onanistic endeavors.   ¡Behold the Scorpion King!   ¡Behold my drunkenness, ye mighty, and compare: the width of your temples to the size of my ding-dong!   Only one of them remains. Funny looking scorpion tail amidst ass and belly

También el jugador es prisionero

   Apoyó la mano sobre el mármol frío y sus dedos todavía húmedos dejaron cinco cicatrices translucidas. La tenue luz que se filtraba por la persiana a media asta cargaba el monoambiente de un gris que emulaba el de la mesada que acababa de rasgar. Afuera otro chaparrón veraniego parecía inevitable.   Un rayo de luz se dobló en su iris en el ángulo correcto como para, por una fracción de segundo, hacerlo alucinar un fantasma sentado en la silla de la computadora. Una tosca fotografía de él : pura silueta, puro recuerdo subconsciente del contacto de su piel. Lo corrió de su lugar y, todavía semidesnudo, se sentó a terminar de leer el poema de Ascasubi. El examen final que estaba preparando, y algunas otras cuestiones, lo tenían lo suficientemente ansioso como para haber necesitado aquella ducha en primer lugar. Toda la cosa le estaba llevando mucho más tiempo del que estaba dispuesto a reconocer y hacía relativamente poco que al amparo de la mitología borgiana sobre los cuchilleros h