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Millennial 16 (Hdytto V)

En una habitación completamente vacía hay un colchón apoyado contra una pared. Alguien pone una silla frente a él y se queda mirándolo unos segundos, hasta que gira la cabeza, como si hubiese escuchado una respiración:
- ¡Oh! ¡Discúlpenme! No sabía que estaban acá. Soy el Dr. León da David, pueden decirme Dada, Dadá, o Dédalo, como ustedes mejor prefieran. Levantando la mano en orden, díganme sus nombres.
Dédalo, vestido con un traje negro y con la cara pintada como mimo sonrió de oreja a oreja, siguiendo su pregunta con un gesto alentador de sus manos, que giraron en el aire algunas veces. Se escuchó un silbido que se volvió cada vez más agudo, hasta desaparecer. En algún punto de esa onda de alta frecuencia Hdytto tenía le seguridad de que había sido nombrado.
- Se preguntaran a que se debe esta inesperada interrupción de nuestra programación habitual. - Dice con la mitad de la boca, porque con la otra aprieta un cigarrillo que prende con presteza.     
- Bueno, es menos complicado de lo que parece… - Tira el fosforo (que había encendido contra uno de sus zapatos) sobre el colchón, y se toma el puente de la nariz con el pulgar y el índice, apretando los ojos:
- We are root. 

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Rave

To Dylan Thomas, the bluffer.   Go drunk into that dark night. Rave, rave with your self’s shadow, dance. Dance to electric, acid drums. Go drunk into that dark night alight by fluorescent wristbands. Rave against living, against dawn.   Lay bare, under a dark sky, what we all are. Go to the bathroom stalls, past the raving crowd, break in line and start a fist fight. Get drunk and  scarred, animal. Smile, neon bloodied, at oblivion. Rave against all lights unflickering, against all unbroken bones, against those who dance and those who don’t: be an asshole. And dance, dance electric seraph, dance, dance to acid drums.

Manuscript found in Lord Byron’s bookcase

                                                                                                                                                                                                                            To Percy, light upon his waterbed.     I’m the Scorpion King.   Beware, not the Camel King, nor, albeit my rattling ways, a snakish one.   My reign is a desolate wasteland which I, myself, have created. Where dumb-dumb  Ozymandiases  rust. Where mythologies go to die like an, oh so secretive, fart. Far away enough of people so they can pass quietly and unheard.   My reign is also of venom: purulent, vicious. Highly alcoholic melancholy, not of lethargic rest but instead breeder of anxious sleep, of bad poetry during late hours best served for onanistic endeavors.   ¡Behold the Scorpion King!   ¡Behold my drunkenness, ye mighty, and compare: the width of your temples to the size of my ding-dong!   Only one of them remains. Funny looking scorpion tail amidst ass and belly

También el jugador es prisionero

   Apoyó la mano sobre el mármol frío y sus dedos todavía húmedos dejaron cinco cicatrices translucidas. La tenue luz que se filtraba por la persiana a media asta cargaba el monoambiente de un gris que emulaba el de la mesada que acababa de rasgar. Afuera otro chaparrón veraniego parecía inevitable.   Un rayo de luz se dobló en su iris en el ángulo correcto como para, por una fracción de segundo, hacerlo alucinar un fantasma sentado en la silla de la computadora. Una tosca fotografía de él : pura silueta, puro recuerdo subconsciente del contacto de su piel. Lo corrió de su lugar y, todavía semidesnudo, se sentó a terminar de leer el poema de Ascasubi. El examen final que estaba preparando, y algunas otras cuestiones, lo tenían lo suficientemente ansioso como para haber necesitado aquella ducha en primer lugar. Toda la cosa le estaba llevando mucho más tiempo del que estaba dispuesto a reconocer y hacía relativamente poco que al amparo de la mitología borgiana sobre los cuchilleros h